Fotografía con el grupo.
Mi experiencia personal, en la parte literaria, fue que entrar allí es como volver a caminar por el escenario de la propia novela, estar entre las páginas. Tenía en mente mi primera visita del año 2013, donde me permitieron acceder a la entrada y pude ver parte del interior. Pero, hasta ahora, no había tenido contacto con el personal ni con los internos. Estas visitas recientes me han permitido acercarme de una forma más humana y completa, y el resultado ha sido una experiencia muy conmovedora.
Agradezco profundamente esta vivencia y a todas las personas con las que he tenido el privilegio de compartirla. Momentos como estos son los que se guardan para siempre, no solo en la memoria, sino también en el corazón. Sin duda, permanecerán conmigo como un recuerdo imborrable.
La historia del Psiquiátrico de Miraflores
Aunque El décimo paciente es una historia de ficción y terror sobrenatural, decidí no retratar este escenario como un lugar oscuro porque, según la historia real del psiquiátrico, a finales del siglo XIX, ya había una nueva visión y evolución sobre la psiquiatría en Europa, un enfoque hacia que los pacientes estuvieran en lugares con mejores condiciones. En la novela, el miedo reside en la situación que vive el propio protagonista, dadas sus circunstancias.
Para arrojar más luz sobre este concepto, a continuación, comparto un resumen de la historia del psiquiátrico, la cual encontré durante mi labor de documentación:
El Manicomio de Miraflores fue inaugurado en el año 1890 con el fin de acoger a los pacientes cuya asistencia psiquiátrica era insuficiente en el Hospital Central (Hospital de las Cinco Llagas, Sevilla).
El Hospital de las Cinco Llagas daba cabida a un departamento de dementes, pero tras hacerse públicos los defectos, sobre todo estructurales, agravados por el paso del tiempo, surgió la necesidad de construir otro espacio. El número de pacientes se incrementaba y vivían en pésimas condiciones. Sor Úrsula de Villabaso, al comprobar la pavorosa situación que sufrían los acogidos, fue quien finalmente impulsó la idea de construir un centro psiquiátrico, que se adaptaría al concepto Manicomio-Modelo, de acuerdo con novedosas ideas psiquiátricas de la época, inspiradas en las europeas, en las que los pacientes recibían un mejor trato, eran atendidos en espacios más cómodos y gozaban de espacios al aire libre, como jardines.
La religiosa obtuvo financiación de particulares para adquirir la hacienda de Charco Redondo, donde hoy se ubica el centro. Tras salvar muchos obstáculos, consiguió que se inaugurase el primero de los pabellones el día 24 de junio de 1890 (festividad de San Juan Bautista), prometiendo ser una de las instituciones más notables de Europa.
Con el paso del tiempo, algunos de los pabellones que fueron construidos con posterioridad quedaron abandonados y, actualmente, se cuentan numerosas historias paranormales en torno a ellos. Algunos de estos pabellones han sido derribados.
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Estas son algunas fotos del psiquiátrico que conservo del año 2013. Ya que buena parte de la historia de El décimo paciente sucede en los jardines, os muestro algunas imágenes de este espacio:
Jardines, bancos y galerías.
Actualmente, el aspecto de estas zonas es muy similar.
Capilla.
Estas son dos fotos tomadas de dos lugares concretos, pero el interior del conjunto es mucho más amplio, repleto de zonas como estas, al aire libre, con largas galerías de arcos que conectan los diferentes módulos.
El décimo paciente es una historia de ficción que tiene como escenario un lugar real: el Psiquiátrico de Miraflores, pero, ¿cómo conecta la novela con este entorno?
Pues, al comienzo de esta historia, Daniel (el protagonista) es trasladado al Manicomio de Miraflores (utilizando la nomenclatura de la época) con el objetivo de continuar el tratamiento hacia su recuperación y él mismo nos cuenta toda esta experiencia.
Sinopsis El décimo paciente
Finales del siglo XIX. La familia de Daniel se ve obligada a buscarle ayuda psiquiátrica tras sus repetidos intentos de suicidio. No obstante, Daniel asegura que no es él quien trata de quitarse la vida, sino que está siendo atacado por Juan, su difunto bisabuelo, cuya alma habita en su sombrero, el cual heredó cuando era joven. Siempre han convivido en armonía, pero ahora Juan quiere volver a la vida siendo el único que ocupe el cuerpo de Daniel.
Cuando Daniel se pone el sombrero, su personalidad cambia y dice ser Juan. ¿Se trata de un caso de doble personalidad o realmente es un suceso sobrenatural provocado por el oscuro espíritu de su sombrero?
Se puede adquirir el libro y leer un extracto en:
¡¡Hola M.A!! Volver a ese escenario real de tu obra ha tenido que ser de lo más interesante, y más después de ya tener el libro escrito. Y qué bien os veo a todas, al grupo y a ti. Ellas muy flamencas, seguro que alegraron a todos los residentes y pusieron ese toque alegre y amigable. Besitos.
ResponderEliminar¡Hola, Isabel! Sí, ha sido una experiencia inolvidable compartida con personas encantadoras, me refiero tanto al grupo como a las personas del centro.
EliminarY estar caminando por allí es como estar en el escenario de esta novela, volver a recodar el proceso de escritura, a los personajes... una vivencia sorprendente que no podía dejar de contar aquí en mi blog.
Un abrazo :)
Pues si. Es gratificante verlos disfrutar. Algunos más que otros, claro.
ResponderEliminar¡Hola! Muchas gracias por comentar.
EliminarGenial, te mando un beso.
ResponderEliminar¡Muchas gracias, J.P.! Un abrazo :)
EliminarQué bonita entrada y qué interesante. Te debió conmover cada una de tus visitas. Un hospital que ya forma parte de tu vida a través de tu libro!
ResponderEliminarLa ilustración final es magnífica, me encanta.
Un abrazo y hasta pronto!
¡Hola, Maite! Sí, es una experiencia que recordaré siempre. Volver ya después de estar el libro publicado es continuar con la historia del propio libro en sí. Desde los inicios, cuando buscaba documentación del entorno, a la publicación hecha realidad.
Eliminar¡Me alegra mucho que te guste la ilustración! Me encanta dibujar a los personajes de mis novelas :)
Un abrazo!