Turandot es una ópera de tres actos con música de Giacomo Puccini y libreto de Giuseppe Adami y Renato Simoni. Tras la muerte de Puccini, la ópera quedó sin terminar y fue completada por Franco Alfano. Se estrenó en 1926 en La Scala de Milán.

Trandot es un nombre de origen persa y significa "La hija de Turán" (una región del Asia Central que pertenecía al Imperio Persa). El origen de la historia de Turandot se encuentra en el poema titulado Las siete bellezas o Las siete princesas, obra de Nezamí Ganyaví, uno de los grandes poetas épicos de la literatura persa.

El argumento es el siguiente: La princesa Turandot declara que solo se entregará a un hombre noble que pase una prueba. La prueba consiste en resolver tres enigmas que ella misma pronuncia. Aquel valiente que se enfrente a la prueba y los resuelva, se casará con ella. En cambio, si fracasa, entregará su soberbia cabeza al verdugo.
La princesa se muestra como un personaje frío y con cierta crueldad. A pesar de que el pueblo pide piedad para el último príncipe que se presentó y falló, la decapitación es inminente.
Tras este, aparece otro príncipe que decide presentarse a la prueba. Aunque le advierten del peligro, él quiere a Turandot y está dispuesto a afrontar los tres enigmas. Para la sorpresa de ella, los resuelve, pero Turandot no quiere entregarse a él. Entonces el príncipe le propone a ella un solo acertijo: Si averigua su nombre antes del amanecer, no tendrá que desposarse con él y él mismo entregará su vida al verdugo.
Ella trata por todos los medios de descubrir su nombre. Ordena al pueblo que nadie duerma, ya que tiene la intención de interrogar a cada uno de los habitantes con el fin de descubrir cómo se llama el príncipe que resultó victorioso.

De aquí la famosa pieza "Nessum dorma".

El Festival de Verona rinde homenaje al aclamado director de escena Franco Zeffirelli, quien ofrece una suntuosa puesta en escena de este cuento de hadas. El maestro Giuliano Carella es el encargado de dirigir la Orquesta y Coro. Turandot es interpretada por la soprano rusa Maria Guleghina. 

Concluyendo, os comento que ambas producciones desbordan su grandeza incluso viéndola a través de la pantalla de cine. Me imagino la impresión que debe producir verlo en la propia Arena. También quiero destacar la originalidad de ambas tramas, las cuales siguen sorprendiendo hoy en día.