A nuestras mascotas
Reflexión para la iniciativa: Cuéntame tu historia.
(Cuéntame tu historia VIII).
En esta ocasión he querido tratar la amistad desde un punto de vista diferente y me gustaría compartir con vosotr@s una breve reflexión. Si se define la amistad como un vínculo de afecto, ¿podemos tener un vínculo de ese tipo con otro ser? Yo creo que sí y es por eso que voy a darle ese enfoque al texto en esta ocasión y quiero dedicar mis letras a esas "cosillas" que están por ahí y a las que se les coge un gran cariño: nuestras mascotas.
A nuestras mascotas
Según la
definición de la RAE, la amistad es “el
afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y
se fortalece con el trato”. Sin duda es la definición ideal, pero… ¿y si
cambiamos otra persona por otro ser? Estoy segura de que
muchas personas que tengan o hayan tenido mascotas (y que las quieran y
respeten de verdad, no viéndolas como simples animales), sepan de lo que hablo,
porque con ellas también se produce un vínculo especial, una relación de afecto
y en muchos casos ellas, las mascotas, son capaces de ofrecer y expresar sentimientos
desinteresados. Y digo sentimientos, aunque algunos crean que los animales no
los tienen. Si alguien comparte o ha compartido su tiempo con un animal que signifique mucho para él o
ella lo habrá notado: cuando nos muestran su cariño, cuando se enfadan con
nosotros, cuando piden algo que quieren, cuando deciden que quieren hacer o no alguna
cosa, cuando se acercan a nosotros ofreciéndonos su confianza… Desde mi
experiencia, creo que con una mascota se puede llegar a tener un vínculo muy
parecido a la amistad, según esa definición, llegándolas incluso a considerar
como un miembro más de nuestras familias, cuyo vínculo de afecto se fortalece con el
trato. Sé que hay muchas personas como yo que las quieren, que lo primero que
hacen al llegar a casa es ver cómo están, que quieren pasar tiempo con ellas y que también comparten y han compartido momentos muy especiales con las suyas.
Y además de
ir este texto dedicado a todas las mascotas, quiero dedicárselo con mucho
cariño a mi perrita Mila. Ahora está mayorcita y se encuentra en una etapa muy
diferente de su vida. Lleva ya tanto tiempo con la familia que es una de los nuestros y me ha enseñado muchas cosas que jamás hubiera aprendido si no hubiera
estado ella. Hermosos recuerdos, paseos, ratitos...
(La foto de la izquierda es de cuando mi madre la pilló escondiendo un bollo).
También está
mi bicho, Chopi . Él es más jovencito y también me ha enseñado
muchas cosas. Al ser por naturaleza diferente (él es una presa, frente al perro
que es un cazador y su instinto y manera de actuar son muy distintas), me
parece una curiosísima sensación cuando actúa mostrando su confianza,
resultándome increíbles los momentos en los que ya ha olvidado su “miedo” (por instinto de ser cazado), ya no huye y me considera como a un ser cercano, regalándome su confianza (como cuando pone la cabecita para que se le acaricie).
Suele estar casi siempre suelto por la casa, a veces pienso que, a pesar de todo, parece un perrillo :P.
Quiero mucho
a los dos y tenerlos a mi lado se ha convertido en una de las mejores
experiencias de mi vida.
Ay por favor, que cuqui *^* Las mascotas son las mejores del mundo. Un beso <3
ResponderEliminarHola! Vengo de la campaña "Un club más unido" del Club de las escritoras.
ResponderEliminar¡Ambos animalitos son preciosos! Mila tiene cara de traviesa y Chopi se ve muy tierno. Hermoso texto ♥
ResponderEliminarTe cuento que vengo desde la iniciativa "Por un club más unido" del Club de las escritoras. Me quedo a seguir tu blog. ¡Besos!
http://unjazminenmiestanteria.blogspot.com.ar/
¡Hola! Soy del Club de las Escritoras. Ya te sigo. Un beso enorme. Lou
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarMe ha parecido una entrada muy emotiva. No me esperaba algo tan real, la verdad. No tengo mascotas, pero encuentro que son adorables y que formar vínculos con ellas es realmente enriquecedor (para ambas partes, si se las trata bien).
Bss!