Relato: Bla Bla Killer
(Proyecto Adictos a la Escritura. Octubre. Género: Terror.)
El proyecto de este mes consiste en escribir un relato de terror.
Aquí va el mío:
Bla Bla Killer.
Bla Bla Killer, así ha resuelto la prensa que debe llamarse
al delincuente, psicópata o asesino en serie que,
como acentúa, perturba la seguridad de los ciudadanos que hacen uso de una
nueva tecnología: aplicaciones que permiten el contacto entre viajeros o entre pasajeros
con conductores con el fin de ofrecer un servicio de transporte.
La noticia ha hecho que algunos usuarios comiencen a tener
miedo. Yo mismo efectué como conductor hace unas horas un desplazamiento y ya
los he realizado en otras ocasiones desde que me uní a una de estas empresas
que ponen un coche al servicio de cualquier persona.
Me había citado con una joven que tenía mucha prisa por
llegar a su destino: el otro lado de la ciudad, y su impacienia era tal que
debíamos atravesarla al anochecer. Nos encontramos en un barrio al sur de la
urbe. Fue puntual, al igual que yo. Cuando la vi, bajé del coche y se presentó
educadamente como Silvia. Le propuse ayudarla con una pequeña maleta que llevaba,
sin embargo, para su sorpresa, no la introduje en el maletero, sino que la
acomodé en los asientos de atrás. Me disculpé por haberlo hecho así, pero le
expliqué que en el maletero guardaba unos bártulos que debía transportar y que
aprovecharía el viaje para hacerlo. ¡Si hubiera sabido lo que ocultaba ahí realmente…!
Pero no era esa mi intención. Las sorpresas debían desvelarse mucho más
adelante. Le pedí que montara en el asiento del copiloto. Quería ver bien su
rostro, sus ojos y escuchar con claridad cada una de sus palabras.
Antes de poner el coche en marcha, di un sorbo al café que contenía
uno de esos recipientes para llevar, apoyado a un lado del volante. El café me
ponía nervioso, mucho, pero me ayudaba a realizar mi labor y ese día había
tomado ya unos cuantos. Puse el coche en marcha, el viaje no duraría demasiado
tiempo y expliqué que debíamos desviarnos unos instantes hacia la autopista,
donde se encontraba la gasolinera más cercana. La solitaria autopista… Cómo me
excitaba la idea de recorrer esa carretara oscura, lejos de todos, donde la
noche me susurraba que sus tinieblas guardarían cualquier secreto y ocultarían
mis actos fueran cuales fuere.
Durante los primeros diez minutos, no dije ni una palabra.
Debía ser ella quien iniciara un diálogo si quería entrar en mi juego. De haber
permanecido callada, quizás todo hubiera sido muy diferente.
—Es… la primera vez que
uso esta aplicación —me decía mientras me mostraba el móvil que llevaba en la
mano—. Una amiga me recomendó que lo hiciera.
—Muy encantadora su
amiga… ¡¿Y usted por qué le hizo caso?! ¿Por qué no eligió viajar en taxi?
—pregunté tajantemente, sin separar la vista de la carretera ni solo un
segundo, sin procurar el más mínimo atisbo de tacto en mis palabras.
—Pues… yo…
—¿Cree usted que este
método es mejor? ¿Más barato?
—Por supuesto que es más
barato.
—¿También cree que es
más… fiable?
—Creo que sí. Ya sabe…
—¿Ya sé qué?
—Los taxistas… Además de
ser más caro el taxi, es sabido que dan rodeos antes de llegar al destino o
toman los caminos más largos y con más tráfico. Al final termina saliendo
carísimo.
—¿Ah, sí?
—Sí, cobran más de lo que
deberían.
—¿Le ha pasado a usted?
—No, intento evitarlos.
Pero lo he oído en incontables ocasiones. Me parece injusto y tramposo abusar
así de los pasajeros… y no digamos cuando se trata de alguien que viene de
fuera.
—¡Ahí está la estación de
servició! —exclamé repentinamente—. Debo repostar.
De un súbito volantazo salí del rumbo y me coloqué
junto al surtidor.
—¿Quiere algo? —le
pregunté antes de bajar del coche.
—¿Algo?
—De la tienda de la
gasolinera. ¿Agua, refresco, un café?
—No, gracias.
—No se preocupe, yo la
invitaré —sonreí cortésmente y bajé del coche, asegurándome que ella quedaba
encerrada.
Me dirigí hacia la tienda
a realizar el pago y tras repostar yo mismo, regresé y me hice con un par de
cafés. Cuando monté en el coche, arrojé el vaso vacío del anterior para colocar
el nuevo en su lugar y le ofrecí el suyo a la joven. Ella me dirigió una mirada de espanto. Seguro
que en mi ausencia, había descubierto lo que guardo bajo el asiento que
ocupaba.
—Es usted muy amable,
pero no me apetece —dijo.
—¡Cójalo! —grité y
enseguida lo hizo.
Bebí del mío y puse el
coche en marcha.
—Espere, antes de continuar…
necesito ir al lavabo —comentó.
—Me temo que va a tener
que esperar usted hasta que lleguemos a su destino —reí y enseguida abandonamos
la gasolinera.
Debíamos volver a la
ciudad, no obstante, conduje hasta adentrarnos en la autopista. Transcurrieron unos
quince minutos en los que el silencio se apoderó del vehículo. Ya casi
estábamos en el tramo más oscuro que yo tanto anhelaba alcanzar. Silvia comenzó
a mostrar cierto nerviosismo en su comportamiento. Miraba por la ventanilla, no
se atrevía a pronunciar palabra, apretaba fuertemente su móvil entre sus manos.
—¿Por qué no regresamos a
la ciudad? ¿A dónde nos dirigimos? —preguntó inquieta.
—Le confesaré algo,
señorita: puedo entender que una… aplicación… facilite el contacto entre
personas que quieran realizar un mismo viaje. Sin embargo, ¿no le parece que
incluso roza la burla cuando esa actividad pretende crear beneficios económicos?
—¿Qué quiere decir?
—preguntó con cierta incertidumbre.
—En estas actividades no
se pagan licencias, ni impuestos. Los conductores no pagan los seguros ni las
tasas que debemos abonar los taxistas para trabajar. Además, los responsables
de poner en contacto a viajeros se llevan una comisión. Al final se terminan
produciendo ganancias exentas de pago, ¿pero qué podemos hacer nosotros al
respecto? ¡¿Por qué unos deben pagar y
otros no?!
—Espere, yo… creo haber
leído algo sobre eso… ¿Es usted taxista? Por eso le molesta tanto…
—¡No es que me moleste
sin razón! ¡Piense! —me enfurecí—. En un momento en el que nos oprime una fuerte
crisis, en el que quieren despojarnos de todo… ¡Ya me cuesta lo suficiente
ganarme la vida! E incluso hay quien defiende toda esta “nueva tecnología”. Si
le parece bien, la próxima vez que haga una compra para mis hijos, antes de
pagarla diré en el supermercado: lo siento, pero es que estas aplicaciones tan
modernas me están haciendo competencia y con el dinero que gano debo pagar mis
impuestos. ¡No puedo pagar esta comida! ¡¿Me deja usted pasar?!
—Pero… estas cosas… Debe
haber alguna manera de solucionarlas, las protestas… He oído algunas noticias
sobre…
—¿Protestas? La gente se
queja constantemente sobre todo tipo de injusticias y como pago reciben caso
omiso o le quitan importancia por televisión.
—Aun así… Supongo que hay
que insistir…
Detuve el coche
repentinamente en el arcén, habíamos llegado al tramo.
—Deme su móvil y baje del
coche —le dije a la joven.
Ella se quedó paralizada.
—¡He dicho que me entregue
su móvil y baje del coche! —insistí.
Ella me dio el teléfono,
sus manos temblaban. Lo cogí y cuando ella bajó también lo hice yo. Tiré el
móvil y cuando impactó contra el suelo se hizo añicos. Ella salió huyendo hacia
la oscuridad del campo que nos rodeaba. Ni un solo vehículo atravesaba el tramo
a esas horas. Yo dejé que corriera lo suficiente. Mientras tanto, abrí el
maletero y tomé un martillo que guardaba junto a los “bártulos”. Fui tras ellas
y cuando alcanzamos un punto donde las tinieblas nos envolvían a ambos, eché a
correr yo también. Conocía bien el terreno, no me resultó difícil darle
alcance.
Cuando la atrapé, la empujé y cayó al suelo.
Agarré sus muñecas y con mis piernas aprisioné las suyas. Alcé el martillo.
—Por favor, ¡no me haga
daño! —exclamó aterrorizada—. ¡Lo siento!
—No se preocupe
—respondí—. Con usted será rápido, sin
rodeos... Ya que se ha disculpado la compensaré por ello.
—Eso es… me he
disculpado… Por favor, deje que me vaya. ¡Le juro que no diré nada!
Lo que ocurrió a
continuación resultó ser una de las escenas más sanguinarias que habían visto
mis ojos. Ya estaba demasiado familiarizado, no me espantaba cuando la sangre
salpicaba mi piel, no me apenaba cuando escuchaba esos gritos estremecedores.
Mi razón estaba tan turbada que animaba a mis manos a cometer crueles
atrocidades en lugar de detenerlas.
Después me limité a hacer
lo de siempre. Hacía desaparecer cada indicio que pudiera señalarme, aunque inevitablemente
terminaban encontrando algo tarde o temprano, pero ya no me importaba. La idea
de que la prensa volviera a hablar de mí terminó por seducirme.
Pero quiero que un asunto
muy importante quede claro: ¡no soy yo quien debe ser juzgado! Si no esta
sociedad en la que vivimos. La misma en la que priman los intereses de unos
pocos, en la que cada día está latente la falta de escrúpulos. Una cadena de
eslabones podridos… Es una sociedad como ésta la artífice de mi locura y la que
me ha convertido en un monstruo. ¡Un monstruo! Puesto que no hay otra cosa que
pueda renacer de un puñado de escombros.
FIN
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Este relato surge de la combinación de dos ideas:
-Un personaje propio de una historia de terror.
-Las noticias sobre cómo la aparición de aplicaciones recientes están compitiendo con el sector del taxi (precisamente en un momento de crisis). Así se puede leer, por ejemplo, en esta noticia.
ACTUALIZACIÓN 31/1/2015
Más información AQUÍ.
ACTUALIZACIÓN RESEÑAS
Este relato se ha incluido en la iniciativa Club de lectura bloguera y estas son las reseñas sobre mi relato:
Muy original la idea. Me ha gustado el planteamiento y como lo has desarrollado. Que fuera un taxista es un punto muy bueno. Gracias por compartirlo.
ResponderEliminarMe gusta que hayas utilizado un tema tan actual para tu relato.
ResponderEliminarMe has transmitido la desconfianza de viajar con alguien desconocido.
Felicidades :)
¡Nos leemos!
Me ha encantado el texto, tiene todo los elementos para ser una historia de terror moderna, por el uso de las aplicaciones que hoy en día se maneja.
ResponderEliminarSaludos desde Colombia
Bueno, sí que estaba trastornado este hombre! supongo que cuando nos llevan al límite, todos podemos dejar salir nuestra peor parte.
ResponderEliminarUn relato muy propio de Halloween. Me recordó las películas que veía de pequeña.
Abrazo!
Una pena lo que le sucede pero encontró una solución demasiado extrema. Felicitaciones, muy bueno tu relato y da que pensar. :)
ResponderEliminarCompletamente original, es increíble el tipo de cosas que pueden trastornar a una persona.
ResponderEliminarNo sabía de estas aplicaciones, voy a leer un poco más sobre el tema.
Muy buen relato, un abrazo!
Excelente redacción pero quizá te precipitas un poco y haces que tu propio texto haga de spoiler y nos adelante el final. Respecto a la crítica social que transmite no puedo estar más de acuerdo; incluso más. Buen trabajo :)
ResponderEliminarMuchas gracias a todos por vuestros comentarios :).
ResponderEliminarMe gusta como pusiste a un personaje típico de terror en una situación actual. Es medio tenebroso y le da efecto al relato; de paso dando qué pensar.
ResponderEliminarMe resultó un poco extraño que el relato suene casi como si se contara desde fuera a pesar de ser en primera persona.
Gracias por tu opinión, me alegra que te haya gustado. Sí, el toque medio tenebroso era para que tuviera las características del terror y me alegra que me comentes esto para comprobar si da el efecto.
Eliminar¡¡Hooolaa!! Definitivamente mis relatos de cabecera los escribes tú. Es incontestable: Tus géneros favoritos son el terror y el misterio y el gótico seguramente y los juglares cuando toca sin perder el contacto con lo decimonónico, ya me lo habías dicho y bien comprobado lo tengo - de la edad media a la edad contemporánea, si lo queremos expresar de otra forma-. Pero es que además el contexto social moderno y sus tecnologías se te dan... ¡DE MIEDO! Para que lo sepas. Un beso.
ResponderEliminarMari Carmen C.
¡Me alegran mucho que te gusten mis relatos! Gracias por tus palabras, me animan mucho, como siempre :)
EliminarMe encanto. Las crisis económicas causan un malestar en la sociedad, lleva a gente a actuar de manera desesperada. Tremendo relato, tan actual, tan real. Me encanta tu blog, tus historias, voy a seguir paseando por el. Abz!
ResponderEliminarGracias por tu opinión. Sí que este relato está enfocado a la situación de la competencia que puede hacer algo a un trabajo. En este caso las aplicaciones, siendo lo peor de todo que, como el gremio del taxi estuvo diciendo, ellos pagan una serie de impuestos y tienen una serie de obligaciones y ahora llega esta competencia y puede hacer lo que ellos sin tener que cumplir los mismos requisitos. Ahí estuvo el conflicto. Entonces en un momento de crisis que suceda una cosa así, sin duda afecta al sector. Por otra parte, algunas personas me comentan que puede ser exagerada la forma de actuar del protagonista, pero explico que he llevado esta situación a una historia de terror, entonces le añadí las características de este género.
Eliminar¡Hola! Muy interesante el relato. Si de por sí da desconfianza viajar con taxistas, ahora peor xD
ResponderEliminarMuy bueno.
¡Nos vemos!
Bueno más bien sería el caso contrario. Un taxista tiene un número de licencia, unas obligaciones que cumplir y una serie de requisitos para trabajar en el taxi. Por otra parte, estas aplicaciones ponen a un conductor "cualquiera" (porque en un principio cualquier persona podía ser un conductor, y por lo visto se encontraron casos de personas no cualificadas). Entonces eso sí que es viajar con un extraño. Hay muchísimas noticias relacionadas con este tema por la red, lo que pasa es que es un tema muy concreto. De todas formas ya ha pasado un año desde que escribí el relato. Espero que ya esté todo más regularizado.
EliminarHola, ya había leído el relato y comentado. Ahora te dejo mi humilde reseña para el Club de Lectura Bloguera. http://deletrasmagicas.blogspot.com.ar/2016/01/club-de-lectura-bloguera-tercera-semana.html. ABZ!
ResponderEliminarGracias por tu reseña, me ha gustado mucho :)
EliminarCuando empecé a leerla, me acordé del boom del "Bla bla car" y de la protesta de los taxistas, y creo que por eso me ha gustado tanto leer. También porque me ha recordado a las series policíacas de norteamerica, o a programas como "Crímenes imperfectos" o "Informe criminal". Me ha encantado, pronto tendrás mi reseña ;)
ResponderEliminarSaludos <3
PD: siento el retraso D:
¡Hola! Ya he leído la reseña y me ha gustado mucho. Mira por donde hace poco hubo en Madrid una manifestación que tenía que ver con todo esto de las aplicaciones, por lo visto todavía no se ha llegado a un acuerdo. Veremos qué pasa. Me alegra mucho que te haya gustado. Un saludo :)
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